top of page

Rápidos y Furiosos 20, Avatar 3, John Wick 75 y la tortura del cine tiktoificado

Foto del escritor: Paolo BarreroPaolo Barrero
Hacer cine sencillo es increíble. Hay que ser muy bueno para hacer cine sencillo: guionistas sagaces, directores niños en el corazón que no teman a ser eso, niños. Se necesitan ideas grandes, buenas referencias, ¡un soundtrack increíble que nos haga vibrar! Porque los sentimientos más hermosos son eso, sencillos: en el corazón, Shrek, Megamente o Virgen a los 40 son obras maestras porque conectan con nosotros, y no necesitan la misma munición que usa Hitchcock o Tarantino para hacerlo. Lo hacen desde lo simple, desde el chiste torpe y la diversión de parque. Ver a Steve Carrel siendo depilado y gritar: UHH, YOU SON OF A WHORE! nos fascina. Porque así también somos nosotros: sencillos; nos reímos fácil; queremos una buena hora y media con canchita y amigos. Nada mejor en la vida que eso. El McCine moderno -que más parece ropa de H&M que películas de verdad-, no obstante, parece robarnos esa promesa.



Uno de los recuerdos más hermosos que tengo es cuando iba al cine con mi papá. Levantarme en lágrimas en la sala oscura de Cinemark Jockey Plaza y aplaudir enamorado cuando rodaban los créditos de Three Billboards outside Ebbing, Misouri o Birdman es algo que espero nunca, nunca, nunca olvidar.


Porque eso ha sido siempre el cine para mí: entrar y sentir al mundo venir y cambiar. Sentir que algún sentimiento reprimido encontraba validación. O simplemente hundirme entero en mundos, historias o sentimientos nuevos. El cine siempre fue una casa en la que podía sentarme a ser un snob, o sea, yo mismo.


Les cuento esto porque no entiendo -realmente, no entiendo- películas como Avatar 2, Rápidos y Furiosos 10 o -dios mío- John Wick 4. Y no es que no las entienda por el valor rápido que ofrecen: tramas descerebradas y violencia pirotécnica. De hecho, la lógica detrás de este cine comida rápida es clara: vemos la nueva aventura de Vin Diesel por la misma razón que vemos videos de Family Guy subtitulados y partidos a la mitad por un video de Subway Surfers: nuestro cerebro está frito. Nuestro attention span está frito. La modernidad nos partió la cognición y ahora no podemos no embrutecernos con diversión inmediata.


Pero, bueno, de la misma manera en que cada vez que conversamos con nuestros mejores amigos no siempre queremos hablar del último paper de Adorno y Horkheimer, tampoco cada que vayamos al cine querremos ver el último drama homosexual de Kieslowsky en Francia de los años 30. De veras, sí entiendo. No soy tanto así.


¡Pero esa no es la única alternativa! De hecho, el cine de comedia o just for fun es bastante divertido cuando se lo propone. Virgen a los 40, Scott Pilgrim vs. Las fuerzas del mal, Gato con botas: el último deseo, ¡Megamente! Dios, ¡Megamente! O Supercool -el origen del legendario meme de McLovin-. Todas estas películas no se proponen explorar los borrascosos enigmas de la condición humana. Y gracias a Dios que no lo intentan. ¡Porque el mundo necesita diversión! El mundo necesita chistes estúpidos; necesita Mclovins tratando de comprar alcohol con nombres idiotas. Necesita a Megamentes descendiendo a salvar a Roxanes Ritchis con Welcome to the Jungle de soundtrack mientras todo explota.


La gente necesita divertirse y sentir el mundo ligero por un rato; eso no está en discusión. Lo que sí está en discusión, sin embargo, es el descaro con que algunas películas como Avatar 2 o Transformes 7 tratan al espectador.


Sí, hay espectadores que quieren ir al cine a apagar la cabeza un rato. Y eso es entendible. Lo que no es entendible es ver la 47ava explosión de autos y a Toreto metiéndose un titánico salto de fe para salvar a quién sabe quién de su familia. Lo que no es entendible es ver cómo el presupuesto de Avatar 2 superó el PBI de Bogotá y aún así no pudieron contratar a un solo guionista cuerdo recién graduado de la U de Lima.


Porque, ya voy entendiendo: hacer cine estúpido es también un arte. Ver a Shrek diciendo muchas gracias, doy clases los jueves, no cobro mucho requiere talento. Ver a Truman decir: “And If I don’t see you, good morning, good evening and good night!” To.ma. ta.len.to. ¿Saben qué no toma talento? Poner a John Wick meterse balas por 2h y 45min con todo hombre habido y por haber y -somehow- morirse en un duelo de caballeros por la bala que su amigo ciego le disparó a 20 metros.


Hacer cine sencillo es increíble. Hay que ser muy bueno para hacer cine sencillo: guionistas sagaces, directores niños en el corazón que no teman a ser eso, niños. Se necesitan ideas grandes, buenas referencias, ¡canciones increíbles que nos hagan rockear! Porque los sentimientos más hermosos son eso, sencillo: en El corazón, Shrek, Megamente o Virgen a los 40 son obras maestras porque conectan con nosotros, y no necesitan la munición que usa Hitchcook o Tarantino. Lo hacen desde lo simple, desde el chiste torpe y la comedia de situación. Ver a Steve Carrel siendo depilado y gritar: UHHH, YOU SON OF WHORE nos fascina. Porque así también somos nosotros: sencillos. Queremos una buena risa, una buena hora y media con buena canchita y amigos. Nada mejor en la vida que eso.


Por eso me ofenden profundamente películas como Rápidos y Furiosos 500 o Transformers 9000. Porque no me toman en serio; porque se meten a la sala de cine y me estafan; no se tomaron el tiempo de hacerme reír, de hacerme sentir, de hacerme llorar. Nop. Solo copiaron y pegaron el mismo chiste cringe que inventaron Los Vengadores en 2011. Solo hicieron mil autos explotar. Solo mataron a 300 personas y hablan de la familia, por alguna perversa incognoscible razón.


No hace falta que cada película sea El Gran Hotel Budapest. Pero no pretendan ni por un segundo venderme Asu Mare 4: los amigos como algo más que un descarado intentento de sacarme 30 soles y perder media hora de mi valiosísimo y limitado tiempo sobre esta tierra. Váyanse al demonio.

78 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


CONTÁCTANOS

Gracias por escribirnos!

bottom of page