¿Qué es ser conservador?: Entendiendo la ideología más allá de su caricatura
- Christian Luján
- 12 ene 2024
- 13 Min. de lectura
Actualizado: 13 ene 2024
"El conservadurismo en el sentido político suele ser utilizado, la mayoría de veces, en su versión "caricaturesca" y extrema."

Un 12 de enero de 1729, nació en Dublín, Irlanda, el padre del conservadurismo moderno, Edmund Burke. También, un 12 de enero de 2020, falleció Sir Roger Scruton, máximo representante del conservadurismo contemporáneo. Tomando esta fecha como referencia y siendo hoy 12 de enero, se desea poner sobre la mesa un término que suele ser usado de distintas formas, pero que en el sentido político suele ser en el sentido político suele ser utilizado, la mayoría de veces, en su versión "caricaturesca" y extrema. Utilizado, la mayoría de veces, en su versión "caricaturesca" y extrema. Teniendo esto en cuenta, a continuación, se brindará una introducción de lo que significa ser conservador.
El calificativo "conservador" puede entenderse de diferentes maneras. Se puede, en primera instancia, comprenderlo como aquel que pretende conservar o mantener lo que posee o tiene. Esta concepción llevada al campo político podría verse como aquel que busca defender el statu quo, el orden de las cosas como están. Sin embargo, bajo esta visión, tanto Fidel Castro como Vladimir Lenin habrían sido tildados como tal después de haber materializado sus revoluciones y sus órdenes políticos en Cuba y en la extinta Unión Soviética. En ese sentido, sería similar calificar de "liberal" a una persona que lleva una vida desenfrenada o libertina. Cuando se hace referencia al campo de las ideologías políticas, las concepciones mencionadas descontextualizan el contenido genuino de los términos "conservador" y "liberal".
Otra manera en la que el conservadurismo suele ser conceptualizado es en una versión caricaturesca, sobre todo por sus detractores. Es decir, a aquellos que creen que un conservador es aquella persona que posee creencias religiosas arraigadas en su práctica y que pretende imponer sus valores a todas las personas que lo rodean. En esta línea también se encuentran aquellos que piensan que un conservador es un acérrimo enemigo del cambio y que vive en el pasado; pero, aquí también se equivocan y desarrollaremos estos puntos más adelante.
Es cierto que la concepción filosófica y política de una ideología particular puede variar dependiendo de quién realice la mencionada tarea, ya sea alguien afín a dichas ideas o enemigo de estas. A continuación, se intentará proporcionar una conceptualización medianamente imparcial, aunque somos conscientes del sesgo que se pueda tener, siendo en este caso más afín.
La prudencia como punto de partida
El ser conservador responde, en primer lugar, a una actitud ante lo que le sucede en la vida y se manifiesta en las acciones que se desarrolla como tal. En este sentido, es válido mencionar uno de sus primeros elementos. Este es la denominada phronesis o prudencia. En este punto para entender dicho concepto debemos recurrir al más versado del término, al “Estagirita”. “El rasgo distintivo del hombre prudente es al parecer el ser capaz de deliberar y de juzgar de una manera conveniente sobre las cosas que pueden ser buenas y útiles para él, no bajo conceptos particulares, como la salud y el vigor del cuerpo, sino las que deben contribuir en general a su virtud y a su felicidad.” (Aristóteles, 2016).
Con esto entendemos que ser prudentes quiere decir que la persona que posea dicho rasgo pueda tomar las mejores decisiones en su vida cotidiana. Este debe unir el conocimiento que vaya adquiriendo con su experiencia y se espera que pueda alcanzar, con el tiempo, la sabiduría. Claro, es vital que la coherencia se mantenga cuando esta lógica sea trasladada al campo político y a cualquier otro.
Esta característica siempre es adquirida por medio de la experiencia. No se puede actuar de manera mesurada si no se ha tenido experiencias que hayan dejado lecciones o mínimo que otros proporcionen las suyas para que alguien las recoja, las entienda y luego pueda actuar de manera prudente.
Aristóteles en este punto comenta lo siguiente ....
Prueba de esto es, que los jóvenes pueden muy bien hacerse geómetras, matemáticos, y hasta muy hábiles en este género de ciencias; pero no hay uno al parecer que sea prudente. La razón es muy sencilla: es que la prudencia sólo se aplica a los hechos particulares, y sólo la experiencia nos los da a conocer; y el joven carece de esta experiencia, porque esta sólo la da el tiempo. Con este motivo también podría preguntarse en qué consiste, que un joven puede hacerse matemático, mientras que no puede ser sabio, ni estar versado en el conocimiento de las leyes de la naturaleza. (Aristóteles, 2016).
La experiencia como brújula del actuar
Con la última afirmación, introduciremos otro principio del conservador: el de la experiencia. La experiencia debe ser considerada como una suerte de brújula en la actuación del conservador. En esta línea, si deseamos determinar si una situación es peligrosa para el ser humano, es necesario haber pasado por dicha situación o que alguien la haya experimentado previamente. En muchas ocasiones, esta experiencia es fundamental para llegar a la conclusión de que algo es o no beneficioso. Por lo tanto, además de ser empírico, un conservador es inductivo.
Si aplicamos este razonamiento al ámbito de las políticas públicas, un conservador recurriría a revisar los resultados de experiencias similares llevadas a cabo en contextos análogos para evaluar la viabilidad de aplicar una determinada propuesta. Una crítica posible en este punto podría sugerir que esto no permitiría la innovación en el pensamiento de un conservador. Sin embargo, nuevamente, esto sería un malentendido. Se puede implementar una propuesta política desde un pequeño pueblo, pasando por un distrito entero, una provincia, una región, y así sucesivamente, siempre y cuando a lo largo de estas experiencias los resultados han demostrado que la propuesta beneficia a la población.
Por lo descrito en este apartado, podría creerse que un conservador menosprecia la razón; sin embargo, esto no es así. La razón representa un elemento fundamental y debe ser usada acompañada de la experiencia. Lo que se cuestiona es el ensalzamiento y abuso de la razón, y este elemento está presente desde la crítica de Burke a la Revolución Francesa, que dio pie a eventos tan terribles como el Gobierno del Terror de Robespierre.
El hombre, el Estado y el contrato social para un conservador
Estos conceptos han sido teorizados racionalmente por grandes filósofos políticos como Thomas Hobbes, John Locke o Jean Jacques Rousseau. Todos ellos partieron de su razonamiento para desarrollar sus ideas y llegaron a conclusiones que resultaron útiles para establecer cierto orden, pero todas estas teorías fueron meras construcciones abstractas. Ya sea abordando la naturaleza del hombre como un lobo, un ser cooperativo o un noble salvaje, o conceptualizando al Estado como un Leviatán o un ente encargado de resguardar funciones básicas, en lo que respecta al contrato social, ninguna de estas visiones respondió de manera concreta, al menos no completamente, a todo lo que la experiencia histórica les había brindado hasta ese momento. Siempre encontramos elementos ficticios que nutren la argumentación teórica de estos pensadores. Ante estas propuestas, surgió una perspectiva más pragmática.
Evidentemente, el autor al que se quiere hacer alusión es el irlandés Edmund Burke. Su perspectiva sobre el hombre, el Estado y el contrato social responde a aspectos medianamente evidentes. Para Burke, el hombre es un ser emocional con limitaciones. El Estado no es simplemente un contrato social o un producto de la razón abstracta; en cambio, lo veía como una entidad orgánica, con profundas raíces en la historia y la tradición. Consideraba que las instituciones y prácticas políticas evolucionaban gradualmente con el tiempo, y que la estabilidad y la cohesión social se basaban en la preservación de estas tradiciones. Si se es sincero, sabremos quién se acercó más a la verdad.
El valor de la historia y la tradición en el conservadurismo
Hasta donde hemos llegado, no es un secreto que un conservador valora enormemente la historia que lo precede. Esto se debe a que considera que toda esta es un vasto conjunto de experiencias compartidas que le permite orientarse en la vida. En este punto, a diferencia de otras ideologías, especialmente aquellas afines al progresismo, un conservador no cree que el pasado le deba; más bien, sostiene que los seres humanos son deudores eternos del pasado. Este pasado, con sus virtudes, defectos e incluso horrores, ha contribuido a forjar la identidad actual de cada persona.
Esta perspectiva contrasta con ideas como la llamada "deuda histórica", que a menudo se incorpora como factor en diversas políticas públicas y leyes en todo el mundo. Además de la explicación conservadora, una visión como la recién mencionada resulta profundamente injusta, ya que abre la posibilidad de que muchas personas sean tratadas de manera diferente ante la ley y sean juzgadas por acciones cometidas por sus antepasados o generaciones anteriores.
Para concluir este punto y conectarlo con el siguiente, es importante destacar que un conservador no defiende la función aleccionadora de la historia simplemente porque "viva en el pasado" o crea que todo pasado fue mejor. Se le defiende por el gran valor que aporta en la práctica. Relacionado con todo esto, surge otro principio: la defensa de la tradición. Entendemos por tradiciones a aquellas prácticas, costumbres, enseñanzas y cultura en general, que han sido transmitidas a lo largo de generaciones a una población específica. Todas estas deben ser aceptadas siempre y cuando la experiencia demuestra que generan bienestar a la población, y no deben ser defendidas únicamente por el hecho de haber estado presentes siempre. Por ejemplo, prácticas como la mutilación genital que ocurren en algunas zonas del África en función de una pureza religiosa deberían ser descartadas y eliminadas porque perjudican el desarrollo integral de una persona.
¿Un conservador quiere que todo se mantenga tal y como está?
Otro de los ataques que esta visión política suele recibir, como dijimos antes, es la de estar opuesta radicalmente al cambio, esto definitivamente no es así. Como se mencionó, se valora el aporte de experiencias previas. En ese sentido, a nivel político y de Estado, si un sistema político, económico o social posee elementos que son perniciosos para una sociedad particular, estos deben ser descartados y sus elementos funcionales deben ser preservados. Por lo general y en la gran mayoría de casos no se opta por un cambio absoluto o revolucionario. Sin embargo y ya desde un punto de vista más personal este camino solo sería justificable si un sistema está en colapso y no responde a los más mínimos valores morales.
Con esto queda claro que un conservador no está opuesto al cambio en sí, sino a cómo se debe dar y en qué condiciones es aceptable. Con esto, su propuesta sería la reforma. Si materializamos esto en una situación de nuestro país como la propuesta de una asamblea constituyente que busque “redefinir” un “nuevo contrato social”, pues de plano se estaría en contra y se debería rescatar, mediante la evidencia, los aspectos positivos y favorables de la actual carta magna y descartar los aspectos que no han dado lo resultados esperados o de plano que han sido perjudiciales. “El conservador es reacio tanto a la ilusión clarificadora del indignado, como a la ilusión gerencial de la realidad del científico social. El conservador ve en cada problema una forma del encuentro de lo antiguo con lo nuevo y a lo que aspira no es a conseguir el recetario de las soluciones, sino a aplicar remedios temporales a problemas temporales y remedios politeicos a problemas politeicos.” (Luri, 2019).
Ahora bien este cambio, si está justificado con la experiencia y la evidencia, debe darse desde la ciudadanía hacia el Estado; es decir, “de arriba hacia abajo”. Los cambios que se materialicen en leyes y normas deben reflejar lo que la sociedad es y no lo que algunos quieren que sea la sociedad. Esto porque el mundo ha sido testigo de las ficciones y utopías políticas que se han intentado concretar en distintas partes del mundo diferentes personajes y que han resultado en un fracaso estrepitoso. Generalmente porque alguna camarilla de “intelectuales” se adjudicaban el conocer “la voluntad general” e impusieron sus valores por la fuerza.
Ante esto, un conservador, por supuesto, defenderá sus valores y buscará promoverlos para que sean incorporados en la ley; pero antes debe seguir un proceso. En este contexto, surge un concepto muy presente en la atmósfera política en nuestros días: la "batalla cultural". La lógica de este concepto ha sido cuestionada por diversos intelectuales de diferentes orientaciones políticas y ámbitos académicos. Lo que es cierto es que responde a la necesidad de librar un conflicto a nivel de ideas, para luego trasladarlo al ámbito de las prácticas cotidianas, es decir, a las costumbres, y posteriormente llevarlo al terreno político, culminando finalmente en el ámbito de la ley y la norma. Este es el camino adecuado que debe seguir la ley. Cuando ocurre lo contrario, es decir, cuando se intenta imponer una ley o norma por la fuerza, esta termina siendo vulnerada y, en algunos casos, ridiculizada, generando el efecto contrario al deseado.
Para ilustrar este punto, mencionaremos un ejemplo: el lenguaje inclusivo en una sociedad que utiliza mayormente el masculino inclusivo. Lo apropiado sería que quienes buscan normalizar el uso del mencionado lenguaje inclusivo lo hagan tan popular que las personas lo utilicen naturalmente en su habla cotidiana, y con el tiempo, el Estado lo adopte como norma estandarizada. Sin embargo, en algunos contextos, se ha intentado imponer desde el Estado sin que la gran mayoría de la población lo utilice habitualmente. ¿Qué efecto genera esto? Rechazo en la población. En países como Argentina el lenguaje inclusivo no solo es promovido sino que estuvo reglamentado y fue materia de enseñanza por buen tiempo; sin embargo el hecho de que este forma de hablar no haya aparecido de manera espontánea en su población y responda más a una propuestas de académicos activistas generó rechazo en su población y hasta fue desterrado su uso en zonas como en la Ciudad de Buenos Aires. (BBC NEWS Mundo, 2022).
La esencia frente al constructo y lo relativo
Un rasgo que suele estar presente en todo conservador es el denominado esencialismo. Esta característica aparece en contraposición a ciertas corrientes constructivistas y posmodernas que le otorgan dosis de volatilidad y relativismo a múltiples conceptos. Existen vertientes dentro del conservadurismo que son un poco más flexibles en este punto, pero siempre manejan una serie de conceptos que conforman la denominada verdad. Un conservador cree que mediante el consenso se puede determinar qué asuntos de la sociedad poseen una carga de moralidad positiva o negativa.
La familia como sujeto político
Para el liberalismo, el foco recae en el individuo; para el socialismo, en el colectivo; y para el feminismo, en la mujer. En el caso del conservadurismo, el énfasis se encuentra en la familia. Entiéndase familia como aquel grupo de seres humanos que poseen vínculos sanguíneos y sociales, siendo la célula fundamental de la sociedad. La importancia de esta unidad se basa en varios aspectos. Primero, suele ser el primer agente de socialización de los individuos, siendo el espacio que los introduce en el mundo y los conecta con él. “En la actualidad, se tiende a infravalorar la importancia que tiene en la educación el papel de la familia, pretendiendo que sólo las escuelas se encarguen de ello, siendo la familia el primer contacto que tenemos al nacer.” (García, 2022).
Otra razón fundamental es la formación de lazos emocionales incondicionales entre los miembros de la familia. Aunque es cierto que existen situaciones en las que estos lazos pueden no formarse completamente, muchos consideran que la familia es un espacio limitante y buscan escapar de él, menospreciándolo. Sin embargo, la solución a esto podría ser que las personas en estas condiciones formen su propio grupo familiar en el futuro cercano. Según Luri (2019), la familia es el único espacio en el que somos amados de manera incondicional y de por vida por el simple hecho de haber llegado; por eso mismo, es el lugar en el que aprendemos las dos lecciones más importantes de nuestra vida: que podemos ser amados a pesar de ser imperfectos y que podemos entregar nuestro amor a otras personas siendo conscientes de sus imperfecciones.
Es verdad que existen distintos matices dentro de este asunto que podrían discutirse con mayor profundidad en otros trabajos como la de su prevalencia frente al Estado o como este agente es vital para la transmisión de valores y conocimientos de generación en generación; sin embargo, de manera general, estas son las cuestiones que otorgan importancia a la familia frente a otros grupos humanos.
El orden como pilar fundamental
El conservador valora este principio porque es el que permite que una sociedad pueda desarrollarse; es decir, siempre deben haber reglas y normas claras para que esta funcione. Es por ello que un conservador democrático defenderá las instituciones, ya que por estas se entienden las "reglas de juego" dentro del ámbito político y social.
Además, en este sentido se defiende el concepto weberiano del Estado; es decir, que es aquel aparato que posee el monopolio de la violencia legítima y que debe hacer cumplir la ley en una sociedad.
Reflexiones finales
Hasta aquí, se han presentado algunos elementos que están presentes en el pensamiento conservador de manera general con el objetivo de desenmarañar distintos bulos que suelen atribuirle a esta mirada política; sin embargo, existen muchos más que permiten entenderlo con mayor profundidad. Es cierto que debemos tener en cuenta que el actuar político de alguien que se asuma como tal puede variar en espacio y tiempo; no obstante, lo descrito líneas arriba pretende englobar el actuar de un conservador en la mayoría de los espacios posibles.
Otro aspecto a considerar es que, como toda ideología o pensamiento político, el conservadurismo ha evolucionado con el tiempo. A este respecto, podemos pensar en la socialdemocracia, que inicialmente abogaba por materializar las ideas del socialismo mediante vías democráticas; sin embargo, en la actualidad, cuando se hace referencia a esta perspectiva política, se piensa en un Estado de bienestar o en un sistema que acepta al capitalismo como modo de producción, sus visiones han cambiado y este proceder está patente en toda condición política.
Al realizar un análisis mediante los distintos valores del pensamiento conservador, siempre se debe tener en cuenta el contexto histórico y la particularidad geográfica. En este sentido, para el Perú, al pensar en las tradiciones, es crucial entender que nuestra realidad está compuesta por múltiples elementos culturales que deben ser abrazados en su conjunto. Un ejemplo concreto de esto se evidencia en la eterna discusión entre el indigenismo y el hispanismo. Por un lado, una corriente considera que los elementos heredados del Tahuantinsuyo deben prevalecer sobre aquellas herencias del extinto Imperio Español. Por lo general, con el hispanismo sucede lo contrario. Para un conservador en el Perú, optar por una tercera vía que recoja la herencia de ambos imperios que colisionaron en su momento sería una postura más coherente. En este sentido, el denominado peruanismo sería la elección más coherente para un conservador, y de esta manera, se pueden analizar distintos aspectos de la realidad social peruana con estos "anteojos" políticos.
Para finalizar este ensayo haremos un cita de Sir Roger Scruton:
“El conservadurismo proviene de un sentimiento que toda persona madura comparte fácilmente: la conciencia de que las cosas admirables se destruyen fácilmente, pero no se crean fácilmente. Esto es especialmente cierto respecto de las cosas buenas que nos llegan como bienes colectivos: paz, libertad, derecho, civilidad, espíritu público, la seguridad de la propiedad y la vida familiar, todo eso depende de la cooperación con los demás, ya que no tenemos medios para asegurarlos de forma aislada. El trabajo de creación es lento, arduo y aburrido. Esta es una de las lecciones del siglo XX. También es una razón por la cual los conservadores están en desventaja cuando se trata de la opinión pública. Nuestro lenguaje es aburrido; el de tus oponentes es emocionante pero falso.” (Scruton, 2020).
Bibliografía
Aristóteles (2016). Ética a Nicómaco [recurso electrónico] .EDIN.
Aristóteles (2019). Política. Plutón Ediciones.
Ni "chiques", ni "chicxs", ni "chic@s": los países en los que se rechaza el lenguaje inclusivo (y por qué muchos creen que se impondrá de todos modos). (2022, 30 de junio). BBC NEWS Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-61916860
Burke, E. (1826). Reflexiones sobre la Revolución de Francia. Impresas a cargo de Martín Rivera.
García, P. (7 de noviembre de 2022). La familia como pilar básico de socialización. Diario de Huelva.es. https://www.diariodehuelva.es/opinion/paula-garcia-sanchez/familia-como-pilar-basico-socializacion/20221107102211297037.html
Luri, G. (2019). La imaginación conservadora. Editorial Ariel.
Scruton, R. (2020). Cómo ser conservador: la Declaración de París. Bibliotheca Homo Legens.
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