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¿Por qué no soy un conservador? por F. V. Hayek

En 1957, Friedrich Von Hayek, economista austriaco nacionalizado británico y posterior Premio Nobel de Economía, escribió "Why I am not conservative?" como colofón de su libro Constitution of Liberty.
En él describe los rasgos más característicos de los conservadores y traza las diferencias entre el conservadurismo y el liberalismo. Concluye en que los conservadores y los socialistas son, en esencia, bastante similares, aunque parezcan enemigos irreconciliables. Para Hayek, la tentación por el poder autoritario y la imposición de sus valores y creencias desde cierto sentimiento de superioridad moral y racional son rasgos que comparte el socialismo y el conservadurismo.
Por otro lado, los aspectos más discutibles y que traza la distancia con los liberales son la falta de objetivos a futuro y miedo a la novedad por simplemente ser nuevo. Los liberales poseen metas claras y voltean la vista atrás con nostalgia. Además, toleran toda novedad siempre y cuando sirva a tales objetivos, venga de quien venga.
Por mi parte, la decisión de analizar al conservador desde un liberal es dejar bien claras las diferencias entre este y aquel, a pesar de que el primero se empeñe últimamente en confundirse con el segundo.

Como conclusión del libro The Constitution of Liberty de 1957, F. V. Hayek escribe el texto ¿por qué no soy un conservador? para leerlo en el décimo aniversario de la Mont Pélerin Society, sociedad de liberales que él mismo presidía. En aquel texto, traza las diferencias ideológicas, morales y cívicas entre liberales y conservadores y sostiene que, en los aspectos más esenciales de sus filosofías, el conservador y el liberal se encuentran bastante distanciados. Sin embargo, el conservador sí se encuentra más cercano al socialista, aunque parezcan enemigos irreconciliables entre sí.


Para empezar, un conservador, dice Hayek, no posee un norte ni objetivos claros a futuro, sino los invade una romántica nostalgia del pasado y sus instituciones. Su quietismo contiene la velocidad del progreso, pero no propone una nueva dirección a tal progreso, mientras que el liberal no le teme a los cambios siempre y cuando estos apunten a la dirección de sus objetivos. Así, al carecer de objetivos, se empeña en rechazar y reaccionar inmediatamente a cualquier innovación social.


Para Hayek, el rasgo más recusable de los conservadores es su oscurantismo: su miedo a todo lo nuevo simple y llanamente por el hecho de ser nuevo. Para un conservador, la novedad es la más digna representación del desastre y el caos. En cambio, para los liberales, la novedad que cuestiona todo lo existente es digna de ser analizada meticulosamente, luego rechazada o celebrada independientemente de quién provenga. Un auténtico liberal valora las instituciones del pasado porque le sirve a sus ideales, mientras que los conservadores las valoran por su tradición y su historia.


En cuanto al poder, al conservador, tanto como al socialista, más que limitar el poder, les interesa quién está gobernando y si este les sirve a sus ideas o no. El miedo al cambio los tientan a ceder ante una gran autoridad que vigile los cambios sociales y los lleve a cabo ordenadamente. Así, no desean regirse ante reglamentos estrictos y están dispuestos a violarlos si eso garantiza el orden y suprime el desborde de los cambios sociales: la inclinación al autoritarismo que levante la bandera conservadora es su gusto culposo. Esto, para los peruanos, es muy claro en el fujimorismo: Tranzegnies y Francisco Tudela, dos conservadores abiertos y confesos, justificaron la tercera reelección y la violación de los derechos humanos con absurdas triquiñuelas intelectuales.


Con relación a su actitud cerrada, Hayek les imputa su chauvinismo y nacionalismo tan característicos en muchos conservadores, pues los liberales, por su parte, rechazan el nacionalismo, el cual es muy diferente al patriotismo. Este último solo es tener un cariño y aprecio por los rasgos de la tierra en la que nacieron, mientras que el nacionalismo es esto último sumado al rechazo de todo lo extranjero. Hayek señala que aquí se encuentra mucho de la torpeza intelectual de los conservadores, pues las ideas de una época no conocen las fronteras. Estas se desarrollan a partir de un proceso internacional y solo quienes participan de él pueden influir en el curso de los acontecimientos. Desde mi condición como peruano, puedo señalar a Antauro Humala, pero no quiero decir que sea un pobre intelectualmente por ser conservador, sino que sí podría ser la fiel representación del conservador nacionalista y chauvinista.


Por último, el pensador austriaco considera que los conservadores carecen de principios, no en el sentido de carecer de cierta moral, sino de principios políticos que les permita colaborar con quienes difieren intelectualmente de ellos. Pienso que en el fondo de esto está cierta intransigencia a la opinión ajena y el sentimiento de superioridad al creer poseer una razón y un entendimiento más elevado de los problemas. Para un liberal, el absoluto conocimiento de las cosas nunca es alcanzable y siempre se encuentra la posibilidad de estar equivocados y el otro estar en lo cierto.


El repugnar lo foráneo y el hallarse convencido de la propia superioridad inducen al individuo a considerar como misión suya civilizar a los demás y, sobre todo, civilizarlos, no mediante el intercambio libre y deseado por ambas partes que el liberal propugna, sino imponiéndoles "las bendiciones de un gobierno eficiente".(Hayek, 2022)

El no mantener aquel supuesto en nuestra mentalidad nos invita a inclinarnos al poder autoritario, intolerante y terco. Los ejemplos sobran en Latinoamérica. Más allá de todo, creo que para finalizar, también debería cuestionarse en qué medida Hayek fue consecuente con su ideario en la práctica: pocos le perdonarán haber trazado el derrotero de un auténtico liberal de manera tan clara y, al final de sus días, justificar el gobierno de Pinochet. Justo lo que haría el conservador del cual tanto renegó.



 


BIBLIOGRAFÍA


F.V. Hayek, (2022). Why I am not a conservative? En The constitution of liberty. Alianza editorial.


 
 
 

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