"Surge la pregunta: ¿por qué le es tan difícil a la izquierda condenar a Maduro u otro político afín que haya cometido delitos? Este artículo busca examinar el impacto que tiene el culto a la personalidad dentro de la política en los movimientos de izquierda"
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Hace un mes, Verónika Mendoza fue entrevistada por César Hildebrandt, quien le preguntó si, en caso de ser venezolana, votaría por Nicolás Maduro. La lideresa de Nuevo Perú expresó su oposición al régimen venezolano mediante una respuesta en la que apelaba a la necesidad de construir una alternativa de izquierda progresista y popular. Sin embargo, el periodista cuestionó la falta de contundencia en su respuesta, describiéndolo como un "dilema fuerte" para ella.
La política ha sido interrogada en numerosas ocasiones sobre esta situación debido a la ambigüedad de sus respuestas. Esta es una crítica que se ha vuelto muy común dentro de los líderes de izquierda. Por tanto, surge la pregunta: ¿por qué le es tan difícil a la izquierda condenar a Maduro u otro político afín que haya cometido delitos? Este artículo busca examinar el impacto que tiene el culto a la personalidad dentro de la política en los movimientos de izquierda y cuáles son sus efectos sobre las personas que los respaldan.
Ha llegado el mesías…
Es importante entender que una característica de la personalización de los movimientos
políticos es la creación de una narrativa que establece una polaridad entre un pueblo y sus enemigos (Tanaka, 2012). En la izquierda, los discursos anticolonialistas, antielitistas y nacionalistas cobran fuerza y pueden combinarse con críticas sentimentalistas hacia un sistema percibido en crisis. Estos elementos son clave para el surgimiento de un personaje que ejemplifique estas características, volviéndose una especie de superhombre cuya moral no puede ser cuestionada y que, en consecuencia, personifica el movimiento, llegando a ser incluso más relevante que las ideas que representa.
En la Unión Soviética del siglo XX, Nikita Jrushchov pronunció el famoso "discurso secreto" ante el Partido Comunista Bolchevique, en el cual denunció los crímenes cometidos durante la era de Stalin. Este discurso sacudió las bases del partido, ya que no solo se cuestionó la figura del "superhombre" que Stalin representaba para muchos movimientos de izquierda, sino también la forma en que se había estado haciendo política en ese espectro ideológico.
Sin embargo, Jrushchov no buscaba que se abandonara el culto a la personalidad dentro del movimiento, sino que atacaba directamente la imagen de Stalin, calificándola como una sombra sobre lo que consideraba el verdadero "espíritu marxista-leninista". Esto revela que el debate no era sobre la necesidad de abandonar el mesianismo en la izquierda, sino sobre quién era el auténtico intérprete de esta corriente ideológica. Así, surgieron dos bandos con dos potenciales líderes, similar a lo que ocurrió cuando la URSS y China rompieron relaciones, acusándose mutuamente de desviarse del pensamiento "marxista-leninista".
La influencia del culto a la personalidad en América Latina
Este movimiento en la URSS parecía destinado a influir en la mentalidad de la izquierda global. Sin embargo, el culto a la personalidad ya se había consolidado en muchos países de Latinoamérica a través de la figura del caudillo, comenzando con líderes como Fidel Castro, pasando por Hugo Chávez, Néstor Kirchner, Evo Morales, y llegando a nuestros líderes actuales. En Perú, desde los inicios del movimiento socialista, José Carlos Mariátegui ya advertía sobre el peligro del mesianismo en la izquierda. Mientras tanto, Víctor Raúl Haya de la Torre, por su parte, inició su propio movimiento de izquierda, orientado a la captación estratégica del poder sin consultar a las bases, lo que tendía al caudillismo.
Lealtad al líder, infidelidad al pueblo
Finalmente, una de las consecuencias más notables del culto hacia un líder es el desdén hacia la opinión pública y sus necesidades. Mariátegui se oponía al culto a la personalidad porque este cegaba el razonamiento crítico en las bases militantes, un pilar fundamental dentro de los movimientos socialistas. En ese sentido, el autor alegaba lo siguiente:
“[...] porque sé que en toda campaña un poco o un mucho de demagogia son inevitables [...] Pero al pie de ese documento está la firma de un comité central [del partido político] que no existe, pero que el pueblo ingenuo creerá existente y verdadero. ¿Y es en esos términos de grosera y ramplona demagogia criolla, como debemos dirigirnos al país? No hay ahí una sola vez la palabra socialismo.”(Mariátegui citado en Martínez, 1984)
A pesar de la antigüedad de este testimonio, se observa que la izquierda en Perú sigue con la tradición mesiánica de personificar los ideales de un movimiento en un personaje que no necesariamente adhiere a los valores de sus votantes, sino que emerge a través de un populismo que defrauda en esencia a las demandas de estos, tal como lo fue Pedro Castillo en su momento.
Entonces, ¿se puede concluir que Verónika Mendoza tiene un sesgo a favor de Maduro y un desdén por sus votantes? No necesariamente, pero sus respuestas ambiguas revelan la importancia de estas figuras para la supervivencia política de la izquierda; y esto sí es preocupante, no solo para sus votantes, sino para el diálogo entre distintas posturas. Al final, no se postula por un ideal, sino por respaldar a ciertas personas. Finalmente, ¿qué sentido tiene defender al “pueblo" si al mismo tiempo estoy dispuesto a estrechar la mano de quienes lo perjudican?
Fuentes
Álvarez, R. (13 de marzo de 2020). El discurso secreto con el que Jrushchov acabó con el culto a Stalin. La Vanguardia. Enlace
Di Piramo, D. (4 de junio de 2009). “Speak for me!’: How populist leaders defy democracy in Latin America. Global Change, Peace & Security, 21(2), 179-199. Enlace
Martínez, R. (1974). Apuntes para una interpretación marxista de la historia social del Perú. Tomo II. Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Muñoz, D. (24 de julio de 2024). Verónika Mendoza intenta evadir pregunta sobre si votaría por Nicolás Maduro: "Es como elegir entre Dina Boluarte y Keiko". La República. Enlace
Haidt, J. (2012). The Righteous Mind. Penguin Books.
Tanaka, M. (11 de marzo de 2012). Populismo y personalismo en la región. Instituto de Estudios Peruanos. Enlace
Victoria, R. (9 de agosto de 2021). Ser caudillo no es revolucionario. La Izquierda Diario. Enlace
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