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Adentrándose en el panorama político latinoamericano, este análisis se sumerge en las complejidades de los discursos políticos, desentrañando las sutilidades del poder desde la perspectiva de Michel Foucault. La narrativa se construye a través de las estrategias discursivas, desvelando cómo actúan como catalizadores para la consolidación y perpetuación de la polarización política en la región.
En el marco de las elecciones latinoamericanas marcadas por la polarización política, la teoría de Michel Foucault nos ofrece una lente analítica para comprender cómo los discursos de poder moldean las percepciones y las dinámicas sociales. La polarización, entendida como una manifestación de la confrontación entre intereses políticos antagónicos, se convierte en un terreno fértil para estudiar cómo se ejerce el poder a través de los discursos políticos en la región.
Adentrándonos en la compleja dinámica de la polarización política, este fenómeno se define como la modificación de los intereses públicos a través de prácticas refractivas (Silva, 2004), una metáfora que ilustra cómo las acciones comunicativas direccionan los intereses colectivos hacia una única dirección, impidiéndoles moverse en otras. En los procesos electorales latinoamericanos este fenómeno se manifiesta como la resultante de prácticas comunicativas que direccionan los intereses públicos hacia opciones políticas específicas, limitando así la multiplicidad de direcciones y contribuyendo a la formación de bloques ideológicos; esta configuración de intereses está intrínsecamente ligada - aunque no exclusivamente - a relaciones de poder que establecen ciertos discursos como verdad.
Las comunidades generan un sistema organizado de representaciones, un imaginario que se replica y que específicamente asigna al grupo su identidad, distribuye roles, expresa las necesidades colectivas y los objetivos a alcanzar (Lozada, 2004). La pregunta aquí es ¿qué es lo que legitima y da origen a esta distribución de roles, necesidades y fines colectivos? Para ello Foucault tiene una respuesta que desafía las concepciones clásicas que hay alrededor de este concepto, el autor presta atención al discurso de poder.
El análisis del discurso de poder desde la perspectiva de Michel Foucault se centra en entender cómo el poder opera a través de diferentes discursos y prácticas en la sociedad. Foucault rechaza la idea tradicional de que el poder se ejerce únicamente de manera represiva por parte de instituciones dominantes, en cambio, sostiene que el poder es algo omnipresente, que se manifiesta en todas las relaciones sociales y no está centralizado en un solo lugar o institución. Para Foucault el poder está en cada vínculo establecido, no es un elemento que posea una sola figura o institución, sino que se haya pulverizado en todos los hombres, por tanto, no existe “poder” como un solo elemento limitado a la política, existen en su lugar “relaciones de poder” las cuales son flexibles y se hallan mediadas por relaciones de saber. Por tanto, el poder no se posee, sino que se ejerce; todos los individuos ejercen poder sobre otros, pero también otros lo ejercen sobre ellos.
Desde la perspectiva foucaultiana, la verdad es moldeada por relaciones de poder en la esfera política. Los discursos políticos no solo influyen en la percepción de la realidad, sino que también legitiman y consolidan ciertas perspectivas como verdaderas. En este sentido, la verdad se convierte en una herramienta de poder utilizada para validar determinadas posiciones ideológicas y limitar otras, condicionando así la libertad de elección y reflexión independiente.
Para Foucault, el "conjunto organizado de representaciones" constituye la verdad propia de cada sociedad. En su teoría, la verdad se integra de manera intrínseca a los discursos formados. La producción de la verdad está permeada por relaciones de poder, lo que implica que no la percibimos como algo inherentemente libre, sino más bien como algo condicionado por influencias externas, como las hegemonías sociales, económicas o culturales. Según Foucault, la verdad, al ser un poder por sí misma, no siempre es imparcial o benevolente, ya que está moldeada por los intereses particulares de quienes la promueven a través de los discursos. Esta verdad puede ser tanto opresiva como confrontacional, especialmente en contextos de polarización política presentes en sociedades fragmentadas.
Surge la interrogante: ¿cómo es posible que las personas no perciban esta configuración de la verdad? Foucault sostiene que, dado que el poder es el generador de la verdad, esta última tiene la capacidad de ocultar las relaciones de poder subyacentes en los discursos.
Los discursos desempeñan un papel fundamental en la legitimación del poder, ya que este último institucionaliza conocimientos y saberes, que en conjunto, elaboran una política general de la verdad que en consecuencia interiorizamos. Estos discursos actúan como herramientas del poder y nos moldean a través de la normalización institucional, definiendo nuestros comportamientos y promoviendo normativas que internalizamos para integrarnos en la sociedad. El poder normativiza, disciplina y muestra su efectividad al crear esferas de conocimiento y percepción de la realidad (Rojas Osorio, 2016).
El ejercicio del poder a través de los discursos políticos en contextos de polarización establece dinámicas de confrontación y confrontación dual. Esto genera una percepción estereotipada y polarizada que dificulta el diálogo y la construcción de consensos. La confrontación política se vuelve central, limitando la posibilidad de considerar múltiples perspectivas y favoreciendo la consolidación de identidades políticas contrapuestas.
La polarización, especialmente en sociedades políticamente fragmentadas, fomenta la confrontación entre dos facciones opuestas, transformando a estas sociedades en una dicotomía absoluta entre el bien y el mal. Esto lleva a que la verdad, establezca lo "correcto" y lo "incorrecto" dentro de los límites del "bando" en el que se ubican los individuos. Por ende, en sociedades polarizadas, surgen "dos verdades", dado que coexisten dos discursos predominantes que promueven la conformación de dos realidades distintas en el imaginario colectivo dentro de una misma sociedad.
Desde la perspectiva foucaultiana, la existencia de "dos verdades" en sociedades polarizadas genera una complejidad discursiva y de poder notable. En primer lugar, esta dicotomía de verdades contribuye a la fragmentación del tejido social, ya que cada bando político establece su propia narrativa de la realidad, creando una especie de segregación discursiva. Esto limita la posibilidad de diálogo, consenso y comprensión entre diferentes posturas políticas.
La imposición de estas "dos verdades" dentro de una misma sociedad refleja el ejercicio del poder a través de los discursos. Foucault argumentaría que estos discursos no solo reflejan la verdad, sino que también la construyen y la imponen, estableciendo así límites sobre lo que se considera válido y legítimo en el ámbito político. Esto implica que el poder se ejerce a través de la producción y el control de la verdad, lo que influye directamente en la conformación de identidades políticas y en la toma de decisiones de los individuos.
Asimismo, esta dicotomía de verdades genera una especie de polarización ontológica, donde cada "verdad" se convierte en una realidad percibida por quienes adhieren a un determinado discurso político. Esto puede conducir a una segregación y a la formación de identidades políticas excluyentes, donde la lealtad al propio grupo se vuelve fundamental, afectando la posibilidad de reconocer la legitimidad de otras perspectivas.
Desde la perspectiva foucaultiana, los discursos de poder operan como instrumentos que articulan y mantienen relaciones de dominación. En contextos electorales polarizados, los discursos tienden a simplificar la realidad política, creando dicotomías entre "nosotros" y "ellos". Esto conlleva a la consolidación de identidades políticas opuestas y la limitación de la reflexión crítica y el diálogo entre diferentes perspectivas.
Los discursos políticos durante estas elecciones no solo buscan persuadir, sino que también buscan imponer una determinada verdad, en la que se reflejan los intereses de los grupos en el poder. Estos discursos se entrelazan con relaciones de poder, invisibilizando las estructuras subyacentes que perpetúan la desigualdad y la dominación. En concordancia, Foucault señalaría que estos discursos contribuyen a la normalización y disciplinamiento de la sociedad. La polarización política crea un ambiente donde se internalizan ciertas normas y se promueve una especie de disciplina ideológica, donde los individuos se adhieren a los discursos predominantes y se alejan de cualquier disidencia que desafíe esos discursos.
En síntesis, la polarización creada a través de los discursos, no se limita a meras discrepancias de opinión, sino que opera como un mecanismo fundamental en la perpetuación y refuerzo de los regímenes de verdad prevalecientes en una sociedad, con influencia significativa en la configuración de la realidad social y política de una sociedad determinada. En elecciones latinoamericanas marcadas por la polarización, Foucault vería los discursos de poder como herramientas fundamentales para la configuración de la verdad y la formación de identidades políticas. Estos discursos no solo transmiten ideas, sino que moldean la percepción colectiva y establecen límites sobre lo que se considera aceptable en el ámbito político.
Referencias:
Arancibia Carrizo, J.P. (2010). El Concepto de Poder en la Obra de Michel Foucault. [Tesis de Maestría, Universidad de Chile].
Ávila-Fuenmayor, F. (2006). El concepto de poder en Michel Foucault. Telos, 8(2), 215-234. https://www.redalyc.org/pdf/993/99318557005.pdf
Sebastián Botticelli. (2011). Prácticas discursivas. El abordaje del discurso en el pensamiento de Michel Foucault. Instantes Y Azares: Escrituras Nietzscheanas, 9, 111–126. https://doi.org/https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3906889.pdf
González-Domínguez, C. y Martell-Gámez, L. (2013). El Análisis del Discurso desde La Perspectiva Foucaultiana: Método y Generación del Conocimiento. Ra Ximhai, 9(1), 153- 172. https://www.redalyc.org/pdf/461/46126366013.pdf
Foucault, M. (2002b) El orden del discurso. Fábula Tusquets Editores.
Lozada, M. (2004). El otro es el enemigo: imaginarios sociales y polarización. Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales, 10(2), 195- 209.
Rojas Osorio, C. (2016). M. Foucault: El Discurso del Poder y El Poder del Discurso. Universitas Philosophica, 2(3), 54-56.
Silva, C., (2004). Dos veces otro: polarización política y alteridad. Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales, 10(2), 129-136.
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