Perú y su Régimen Híbrido: ¿Un Camino Incierto entre Democracia y Autoritarismo?
- Edwin Díaz
- 1 mar
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 9 mar
Las crisis sociopolíticas en nuestro país han formado parte de una historia infame y atroz para quienes formamos parte de un Estado inestable. En el Perú, la democracia antes de los años 2000 se encontraba fragmentada y en penuria debido a los diversos gobiernos militares y golpes de Estado. Sin embargo, a partir de este nuevo siglo XXI, el Perú ha experimentado el llamado régimen híbrido: las democracias con tendencias autoritarias. ¿En qué consiste este concepto?

“Un régimen hibrido es un sistema político que no se clasifica como una democracia plena, pero tampoco como una dictadura” (Castellano, 2020).
La revista The Economist, en el año 2024, clasificó al Perú por segundo año consecutivo como un país de régimen híbrido. La existencia de un sistema electoral deficiente en el Perú afecta tanto el régimen democrático como la representatividad de los votantes. Los problemas estructurales y coyunturales limitan la capacidad de los ciudadanos para elegir de manera informada a sus futuros representantes. En este sentido, el régimen hibrido se ha caracterizado porque incorpora como medio a los mecanismos democráticos, entre ellos las elecciones competitivas y la participación ciudadana. No obstante, cuando los representantes llegan al poder mantienen prácticas autoritarias, como la concentración del poder y el debilitamiento de las instituciones estatales.
De acuerdo con Smolka, a pesar de la existencia de elecciones regulares, las autoridades abusan frecuentemente del poder estatal (2010, p, 111).
Además, esta dinámica genera un clima de inestabilidad política y desconfianza ciudadana, lo que se traduce en una menor legitimidad por parte de las instituciones y una crisis de gobernabilidad. La instrumentalización de las leyes en favor de intereses particulares y la impunidad de ciertos actores políticos refuerzan la percepción sobre que el sistema no responde a las verdaderas necesidades de la nación. Como resultado, se debilita el Estado de derecho y se socavan los principios democráticos fundamentales. Ello significa que problemas como la corrupción, el abuso del poder y la alimaña política reflejan la crisis de representatividad existente en nuestro país.
En la actualidad, los tres poderes del Estado permanecen como testigos inmutables de una crisis política anunciada, en la cual han experimentado un progresivo deterioro de su legitimidad ante la ciudadanía. En ese contexto, el Congreso de la República ha concentrado un poder desproporcionado, intentando extender su influencia sobre diversas instituciones autónomas y promulgando normativas orientadas a la satisfacción de intereses particulares, lo que representa una grave afectación al principio de equilibrio de poderes. Asimismo, la figura de vacancia presidencial por “permanente incapacidad moral” ha sido utilizada de manera reiterada como un mecanismo de destitución por parte de la oposición cuando el presidente en ejercicio no se alinea con sus intereses. Adicionalmente, el Congreso aprobó un conjunto de normativas conocidas como el “paquetazo congresal”, cuyo contenido ha generado una fuerte controversia en la opinión pública debido a su potencial impacto negativo en el desarrollo del país. Estas leyes aprobadas por el Poder Legislativo afectarían diferentes aspectos cruciales para la democracia, la educación, el medio ambiente, los derechos humanos y la seguridad ciudadana. Entre ellas encontramos las siguientes leyes aprobadas:
· Ley 32054: Ley que excluye a los partidos políticos de responsabilidad penal.
· Ley 32108: Ley que modifica el concepto de organización criminal y regula la presencia del acusado en los allanamientos.
· Ley 32107: Ley que promueve la impunidad para responsables de crímenes de lesa humanidad.

De la misma manera, la configuración de un presidencialismo debilitado se ve reflejada en la actuación de la presidenta Dina Boluarte, quien ha incurrido en el desacato de su mandato constitucional, ya sea al someterse a un procedimiento estético o al verse presuntamente vinculada con el prófugo Vladimir Cerrón, lo que constituye la manifestación de un deterioro político anunciado. Sin embargo, pese a múltiples desacatos y omisiones a sus funciones constitucionales, sus mensajes de la nación denotan impunidad y buscan proyectar una aparente estabilidad ante la ciudadanía. Asimismo, la actual mandataria no se encuentra exenta de la lista de expresidentes acusados por corrupción, dado que continúa bajo investigación por presuntos delitos de corrupción, encubrimiento, vulneración a los derechos humanos y ausentarse del cargo. Por consiguiente, lo que en el pasado habría constituido causal de vacancia presidencial, en la actualidad parece quedar relegado a un segundo plano, reflejando así un debilitamiento e incertidumbre en el equilibrio de poderes.
Lo señalado anteriormente es la punta del iceberg política ya que los problemas estructurales de fondo muestran una mayor crudeza en la situación sociopolítica. No solo es la carente idoneidad de representantes que se postulan a los cargos políticos, sino también de una falta de educación política que permita a los votantes tener la capacidad de direccionar el rumbo del país a un mejor destino. Asimismo, es importante fortalecer y mejorar los procesos electorales como la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) y el Jurando Nacional de Elecciones (JNE).

Por otro lado, muchos de los ciudadanos mencionan que Dina Boluarte no es su presidenta debido a que no han votado por ella, pero la realidad es que desconocen de su real legitimidad avalada por la Constitución. Ello es respuesta de un desconocimiento absoluto por los votantes ya que creen que solo votan por quien postula a la presidencia, pero no por una plancha presidencial. Finalmente, el abuso del poder tanto del Legislativo como del Ejecutivo evidencia una afectación a la vulneración de la democracia ya que inhibe la participación ciudadana de decisiones políticas que solo satisfacen intereses de agentes políticos.
En suma, el régimen hibrido va abarcando mayor terreno en la política de nuestro país. La fragilidad institucional y la falta de una cultura política sólida han permitido la consolidación de estas tendencias. Es importante tener un mayor número de personas virtuosas inmersos en la política peruana, así como también fortalecer la democracia en el Perú, para ello es necesario impulsar reformar que garanticen una transparencia en la gestión gubernamental y sostener una participación ciudadana más activa en las situaciones coyunturales que suceden en nuestro país. Por lo tanto, es importante cumplir con el mandato que establece que el poder emana del pueblo y orientar una nueva ruta sociopolítica para el futuro de nuestro país.
Bibliografía:
Castellanos, R. (2022, 1 julio). ¿Qué es un régimen híbrido? El Orden Mundial - EOM. https://elordenmundial.com/que-es-regimen-hibrido/
Pantoja, K. V. (2024, 16 febrero). El Perú fue clasificado como «régimen híbrido» por segundo año consecutivo en el ránking de The Economist. RPP Noticias. https://rpp.pe/politica/gobierno/peru-regimen-hibrido-en-the-economist-por-segundo-ano-consecutivo-noticia-1534899
Los regímenes políticos híbridos: democracias y autoritarismos con adjetivos. su conceptualización, categorización y operacionalización dentro de la tipología de regímenes políticos. (210d. C.). Revista de Estudios Políticos, 147. https://recyt.fecyt.es/index.php/RevEsPol/article/view/44340
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