“Mamá sabe bien, perdí una batalla. Quiero regresar solo a besarla” (Mercedes Sosa). Te vi llorando, me acerqué y me pregunté: ¿Cuántos abrazos me faltan para que me seas eterna? El presente escrito es una reflexión personal que busca conectar con la esencia universal del amor maternal, recordando a cada lector la influencia única que las madres tienen en nuestras vidas y animándonos a reflexionar sobre sus propias experiencias y recuerdos.
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Me he sentado frente al computador y en un acto de enfrentamiento a la hoja en blanco, me he propuesto dirigir el presente escrito en la línea de una reflexión personal. Inaugurar este espacio es para mí una oportunidad de invitar al lector a reflexionar sobre las eventualidades de su día y entorno. Es por ello que quiero destacar la importancia de escribir nuestras reflexiones porque nos permite plasmar nuestros pensamientos acerca de un tema de la mano de nuestro empirismo. Hay que entender a la escritura como una forma de rebelión, especialmente cuando se escribe la verdad que otros se ciegan por confirmar.
Para la mujer de mi vida: Johana, mi madre.
E. Díaz
La mañana, al despertar, se me hace fría como cada segundo domingo de mayo. No es porque no estés, sino por el hecho de extrañarte. Al despertar no hay brazo que me sostenga y me abrigue en su pecho con ese corazón cálido y vibrante que me da vida. Una voz un poco extraña pronuncia mi nombre. Es un sonido que traspasa paredes, que al escucharlo, doy por sentado la sensación de estar acompañado. Una mujer se acerca a mi puerta para levantarme, pero se da con la sorpresa que estoy listo para empezar el día. Seguir con la rutina de la vida a la que ella me enseñó a enfrentar. Mujer guerrera y vivaz que el destino se encargó de complicar. Sí, tú, que conociste a la muerte tan joven y hoy estás más viva que nunca.
Hoy recibí tu llamada. Tu voz en un tono de agotamiento me carcome el alma nuevamente con la incertidumbre de lo que pueda suceder. Bueno, ya pasará, me dices en un acto de justificación para maquillar ese cansancio. Yo te digo, a ti, mujer que te escribo porque es la manera más extraña de explicar lo que siento. Sin embargo, cuando se trata de referirme a ti, no concluyo en una palabra exacta para definirlo. Es entonces que hay palabras que se expresan mejor en un abrazo. ¿Cuántos abrazos me faltan para agradecerte por la vida y la compañía? Cuento los días que faltan para verte y todo termina en un suspiro. Lamento cada noche porque te extraño y abrazo el vacío imaginándote cerca. Yo aquí tan lejos del corazón que me vio nacer. Agonizo en el tiempo para que la solución a este dolor sea el abrigo de tus brazos y revivir al compás de cada caricia que salen al pronunciar sus sabias palabras. A veces me pregunto cómo es la vida en un camino tan incierto. Y es que he encontrado la respuesta en tu imagen. Devolver la sonrisa a la vida, aunque esta misma te la haya arrebatado. Y eso aprendí de ti, de salir del fondo del abismo. Llevo en mi genética la lucha de una mujer que ha sabido dar calor en tiempo de invierno. Quiero regresar a tu lado y sentir tu aroma, porque hay recuerdos que quedan perpetradas en el alma. Este no es un poema, ni un acto de lírica. Este es el sentimiento de un hijo que hoy espera el retorno a su madre, como un astronauta que añora las estrellas.
Hay una canción de Arjona que regresa a mi mente cada vez que te recuerdo: Ella es mi novia desde que me acuerdo, amor del bueno desde que la vi. Son palabras tan sensibles como tan obvias que unen mi vida a la tuya. Hoy como hijo cargo con tus sueños y recuerdo que, al igual que yo, solo tenemos una oportunidad para vivir. Agarraré de tu mano y te seguiré. Sabias palabras que un viejo hombre dijo: “hay que trabajar, hay que aprender, hay que comer, hay que descansar y también hay que jugar”. Y lo dichoso de todo, es que esté a tu lado. Madre, los años han avanzado y cada arruga en tu rostro es cicatriz de lucha. Tu experiencia vive al igual que tus consejos. Madre eres y serás siempre. Que la vida te dé para acompañarme a la eternidad.
“A ti, madre. Dame vida”.
Nota de autor:
Hoy deseo un feliz día de las madres a todas aquellas mujeres que son madres y figuras maternas que han dedicado su tiempo y amor como guía a sus hijos. En este día, envío un afectuoso saludo para honrar el increíble sacrificio y la dedicación que muchas madres demuestran todos los días. Sabemos que la maternidad puede ser una experiencia compleja y queremos enviar nuestro amor y reconocimiento a todas las mujeres que desempeñan un papel importante en la vida de sus hijos.
A todas las madres que están presentes, que están ausentes, pero en nuestros corazones, y a aquellas que asumen roles maternos, les deseamos un feliz Día de la Madre.
Y a aquellos que cuya relación materna ha sido complicada y dolorosa, estamos aquí para apoyarlos. Que encuentren paz y sanación en este día lleno de amor y gratitud en este momento especial.
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