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¿Influencers o formadores de opinión? el rol de los creadores de contenido

Foto del escritor: Angélica Callirgos Angélica Callirgos
Constantemente observamos dentro de las redes sociales que con cada nueva situación mediática o conflicto del momento, surgen discusiones virtuales entre individuos que buscan prevalecer su postura. Dentro de estos, el público demanda –muchas veces– la participación de influencers, quienes al tener una plataforma prominente de seguidores, quedan en la responsabilidad de emitir una opinión. Si bien, muchos de estos no producen como contenido esencial la formación política, se atreven a poder expresar lo que creen conveniente o cercano a sus convicciones. No es un debate pensar que existe un cierto deber implícito de una figura mediática al estar expuesto a cientos o miles de seguidores, no obstante, es importante que dichas figuras tengan claro que sus declaraciones pueden ser influyentes en la formación del público.


Constantemente observamos dentro de las redes sociales que con cada nueva situación mediática o conflicto del momento, surgen discusiones virtuales entre individuos que buscan prevalecer su postura. Dentro de estos, el público demanda –muchas veces– la participación de influencers, quienes al tener una plataforma prominente de seguidores, quedan en la responsabilidad de emitir una opinión. Si bien, muchos de estos no producen como contenido esencial la formación política, se atreven a poder expresar lo que creen conveniente o cercano a sus convicciones. No es un debate pensar que existe un cierto deber implícito de una figura mediática al estar expuesto a cientos o miles de seguidores, no obstante, es importante que dichas figuras tengan claro que sus declaraciones pueden ser influyentes en la formación del público. Por otro lado, podemos observar que tenemos un gran surgimiento de influencers que dedican su contenido a emitir críticas u opiniones ante sucesos de actualidad. Estos últimos cuentan con un nuevo rol dentro de la vida del público, se vuelven formadores de opinión.


Las redes sociales son fundamentales para el desarrollo de formadores de opinión que a través de ellas encuentran la exposición y cercanía necesaria a la población, en la misma medida que desarrollan una capacidad particular para influir en lo que el público piensa. Por un lado, esta nueva naturaleza de influencers demuestra que el interés por hacer política o tener una plataforma en la que se da la libertad de expresar una postura, no se ha perdido con la nueva generación. Este es un pensamiento muy frecuente, pensar que las nuevas generaciones no se interesan por participar activamente en lo que sucede en el país o no son conscientes de lo que sucede alrededor de ellos. Sin embargo, considero que esta es una nueva forma en la que las herramientas tecnológicas y la creatividad convergen para estar al servicio de la población. Por otro lado, la diversidad de creadores de contenido puede brindar nuevas observaciones al tema, enriqueciendo una perspectiva que se mantiene dominada por una mayoría. Sin embargo, nos centraremos en los aspectos alternativos que puede traer esta nueva era de formadores de opinión.


En primer lugar hay que considerar que esta variedad aumenta el fenómeno de polarización, cada uno consume a sus propios formadores de opinión que los alimentan de sus propias ideas. Estas usualmente siguen una línea – o tendencia – de acuerdo a las convicciones personales de cada consumidor. Si bien, esto podría ser rescatado como un aspecto a favor, en la misma medida genera una gran dispersión generacional y cultural. La capacidad de convencimiento de dichos creadores se ve limitada a aquellos que se identifican con su forma de pensar. En un caso completamente opuesto, se estandariza una opinión frente a un tópico específico, generando que aquellos que no comparten dicha tendencia se vean obligados a evitar los intercambios o discusiones. Es importante rescatar que los formadores de opinión son aquellas personas que influyen en lo que la personas piensa, en tal medida que su opinión es seguida masivamente. Por ello representan una pieza fundamental en la formación informal, aquella que adquirimos a través de canales alternativos. Esta capacidad influenciadora puede ser utilizada a conveniencia, por ejemplo, tal es el caso de influencers con afiliaciones o tendencias a partidos políticos. Si bien, se encuentran en la libertad de poder demostrar sus opiniones, deben considerar que se dirigen a un público que puede –o no– ser consciente que se encuentra bajo la influencia de un pensamiento particular. En el caso de los consumidores peruanos, es muy común que no seamos conscientes que poco a poco se insertan ideas en nosotros. No obstante, si no contamos con una amplia variedad de opiniones y tendencias, terminaremos por adaptarnos a una postura particular, haciendo que se convierta en la normalidad.


Si bien hablar sobre lenguaje, redes sociales e influencia en la formación de opiniones puede ser un tema que requiera una reflexión particular, debemos dejar en claro que los creadores de contenido guardan un lugar especial en la formación de los consumidores. Como comentamos líneas anteriores –esta puede ser de manera implícita– como consecuencia de su plataforma, pero puede tener una mayor capacidad de influir en la colectividad a pesar que su contenido esté orientado a alguna categoría ajena a la política o actualidad. Por ello, es importante poder hablar de la responsabilidad a la que están sujetos por sus opiniones. Si bien no se debería obligar a ningún influencer a emitir juicio respecto a todos los temas de actualidad, pues así como muchos de nosotros –que no compartimos una plataforma– tenemos todo el derecho a ir madurando nuestras tendencias y opiniones, estos sí deben ser responsables respecto a sus declaraciones. Este deber, tendría que acompañarse de un juicio por parte de los espectadores, quienes tendrán la opción de decidir si consideran que este creador ha tomado la decisión correcta o ha realizado su declaración de tal manera que demuestra control sobre las opiniones que expresa.


Finalmente, la constante aparición de los creadores de contenido como consecuencia de la accesibilidad de las redes sociales, genera en la misma medida una serie de opciones para nosotros los consumidores de poder escoger a quién consideramos que comparte una misma línea de ideales. No obstante, este no siempre es el caso, pues algunos creadores ganan su fama por videos virales o la televisión –por ejemplo– y muchas veces no se encuentran preparados para enfrentar la pluralidad de opiniones que enfrentamos como sociedad. Es por ello que se genera esa necesidad de formar un público crítico con el contenido que consume, pues de esta manera tendremos la facilidad de determinar quién debe ser sujeto a críticas o respetar a aquellos que prefieren mantenerse al margen.


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