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Iconoclasia, una intervención al arte desde de lo histórico, político y social: caso Gioconda.

Foto del escritor: Maria de Lourdes Gutiérrez CarrascoMaria de Lourdes Gutiérrez Carrasco
"Este ataque al arte desde la colectividad y organización política es conocida como “iconoclasia”, diferenciándose del vandalismo, pues este último solo responde a una destrucción sin sentido (Vargas 2014). "
 

Se han dado a conocer múltiples noticias de intervenciones a distintas obras de arte hechas por activistas en famosos y reconocidos museos. La última que generó especial revuelo fue la de las latas de sopa arrojadas a la popular “Gioconda”, en el Museo del Louvre, por parte de activistas de la organización “Risposte Alimentaire" (El País 2024). Cabe resaltar que casi todas las obras intervenidas no han sufrido daños significativos, pues es de conocimiento general que son protegidas muy cuidadosamente por estas instituciones. Es merecido resaltar que esta forma de protesta no tiene como fin máximo realizar daño a las diversas obras artísticas. Esto es comprobable cuando, en España, dos activistas no dañaron las famosas pinturas llamadas “Las Majas de Goya” en el Museo del Prado, incluso existiendo la posibilidad de hacerlo, pues no tienen protección (El País, 2022). Es más, lo único que se realizó fue pegarse a los marcos de las obras - las cuales no tienen valor histórico, pues no son los marcos “originales” de las pinturas - y pintaron un mensaje en la pared del museo (2022), todo ello sin dañar alguna obra de arte. Estas estrategias de protesta, aparentemente recientes, han generado múltiples comentarios. Una posición asegura que no son más que actos vandálicos que han de ser duramente sancionados. Sin embargo, en esta ocasión se tomará una posición contrastante, pues no se optará por criminalizar estas acciones, sino por interpretar la acción más allá del mero acto de “daño a la propiedad”.


Lo ocurrido el pasado 28 de enero no es un hecho aislado, existen movimientos ecologistas como “Just Stop Oil”, que también han optado por la intervención sobre obras de arte como una estrategia de captar la atención pública y visibilizar sus exigencias. No obstante, es oportuno preguntarnos si la intervención en el arte, en relación a demandas sociales, es algo realmente nuevo. La respuesta es no. La intervención en el arte con motivos políticos no es algo nuevo, pues ha sido efectuada durante siglos en diversos procesos históricos. Este ataque al arte desde la colectividad y organización política es conocida como “iconoclasia”, diferenciándose del vandalismo, pues este último solo responde a una destrucción sin sentido (Vargas 2014). Es dentro de esta mirada que, podemos comprender que esta diferencia es fundamental para poder comprender que las acciones se realizan en un marco de construir una crítica. Asimismo, se pueden enlistar diversos sucesos afines a lo largo del s.XX, tales como la intervención de La Venus en el Espejo por la activista Mary Richardson, en protesta por la detención de la sufragista Emmeline Pankhurst; un nacionalista lituano arrojó ácido sulfúrico en rechazo al poderío ruso en 1985 y; en 1987, Robert Cambridg atacó a La Virgen y el Niño con Santa Ana y San Juan Bautista de Leonardo Da Vinci en la National Gallery de Londres, para protestar por la situación social del país (Lozano 2017), todas intervenciones que perseguían visibilizar demandas sociales varias.


Ya en conocimiento que este fenómeno nos acompaña desde siglos atrás, ¿cómo debería interpretarse? Se sugiere interpretar la historicidad del arte y las situaciones que lo atraviesa, así, el conservar o destruir el arte, depende del contexto histórico específico, y varía con el paso del tiempo, la  ubicación  geográfica  o  el  tipo  de  sociedad (Vargas 2014).

En ese sentido, si tenemos que identificar, a muy grandes rasgos, el contexto que atravesaba Francia y la relevancia que tiene para el mundo lo que representa la Gioconda. Podemos identificar en primer punto, la existencia de olas de protestas por parte de los trabajadores agrícolas, protestas de activismo ambientalistas y, no hace mucho tiempo, las protestas debido a la modificación de la edad de jubilación. Es así como la implementación de políticas que perjudican a la población, por parte de autoridades que hacen caso omiso a sus demandas, genera un paralelismo frente a una obra que es sumamente protegida por todos y visible a nivel mundial. La Mona Lisa se convierte así en una pintura, que mediante su intervención, genera una gran visibilidad de los diversos problemas. Cabe resaltar que este análisis, tiene solo un pequeño alcance desde una perspectiva situada, pues si se quiere analizar de manera precisa  los actos iconoclastas recientes, se deben estudiar desde la historia del arte y diversas ciencias sociales; resulta apresurado llegar a afirmaciones mediante conclusiones simplistas.


Si bien se ha cuestionado el objetivo de los activistas mediante la relación “directa” entre las exigencias y las obras intervenidas - es aquí donde algunas personas se preguntan ¿Qué responsabilidad tienen las obras de arte sobre los problemas ambientales? -, es necesario resaltar que esta relación generalmente pasa a un segundo plano para los iconoclastas, pues este no es su objetivo principal, sino es la concientización y visibilización de diversas problemáticas. En este caso, en específico, la intervención por Risposte Alimentaire tiene el objetivo principal de visibilizar el mensaje sobre la precaria situación del sistema alimentario, a nivel masivo y este se ha cumplido.


Ahora, respecto a la respuesta social a estas acciones, resulta falaz afirmar que estas generan rechazo a los movimientos, pues muchas veces se llega a ello a partir de una percepción individual o, en menor cantidad, en base a estudios de reducidos grupos poblacionales.

Aunque es pronto para llegar a conclusiones definitivas, existe un conjunto de datos amplio que sugiere que las protestas en los museos de arte podrían ser una llamada eficaz a la acción (Revista NatGeo 2023).

Esto se podría generar gracias a la masificación del mensaje de concientización social y la apertura del debate sobre los problemas ambientales. Aunque, lo que sí podemos afirmar es que los seguidores, visualizaciones y lectores de las páginas oficiales de estos colectivos, en las cuales difunden sus campañas, se ha incrementado exponencialmente a partir de las acciones realizadas.


Finalmente, se sugiere que nuestra reflexión sobre los actos iconoclastas vaya más allá de adjudicar una carga “criminal”; por el contrario, deberíamos analizar el contexto al que refieren sus exigencias, visibilizar las problemáticas y cuestionar lo que ocasiona el descontento de estos grupos de resistencia.



 

BIBLIOGRAFÍA


¿De qué sirve tirar sopa a obras de arte en nombre del activismo climático? (2023, julio 21). National Geographic. https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/2023/07/activismo-climatico-sirve-ataques-obras-arte-tirar-sopa-pintura-cambio-climatico


Lozano Uriz, P. L., & Wood, R. 1. Destruir el arte, ¿por qué no? https://nuestrotiempo.unav.edu/files/2019/10/nt693-destruirarte.pdf 


País, E. (2022, 5 noviembre). Dos activistas se pegan a los marcos de ‘Las majas’ de Goya en el Museo del Prado. El País. https://elpais.com/sociedad/2022-11-05/dos-activistas-se-pegan-a-los-marcos-de-las-majas-de-goya-en-el-museo-del-prado.html


País, E. (2024, enero 28). Dos activistas tiran sopa sobre el cuadro de ‘La Gioconda’, protegido con un cristal. Ediciones EL PAÍS S.L. https://elpais.com/clima-y-medio-ambiente/2024-01-28/dos-activistas-ambientales-tiran-sopa-sobre-el-cuadro-de-la-gioconda-protegido-con-un-cristal.html


Vargas Álvarez, S. (2020). Reseña Dario Gamboni (2014). El Ornitorrinco Tachado. Revista de artes visuales, 12. https://doi.org/10.36677/eot.v0i12.14540 


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