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El 8M y un sombrío futuro

Danae Ramos

El pasado 8 de marzo se conmemoró una vez más el Día de la Mujer. Se llevaron a cabo diversas manifestaciones, tanto de manera presencial como virtual. Un sinfín de personas conmemoraron la lucha y parecían genuinamente conscientes de todos los problemas –plenamente vigentes – de desigualdad, violencia y discriminación hacia las mujeres, sobre todo en redes sociales. ¿Pero qué más pasó en la misma semana?


Manifestante sosteniendo un pañuelo en Santiago de Chile. Fuente: Diario El País

El 7 de marzo, el recién juramentado Ministro del Interior, Alfonso Chávarry, se dirigió a las mujeres de la Policía Nacional en un – completamente fallido – intento de "celebrarlas" por su día, afirmando que a la mujer la "dio Dios para ser la compañera del hombre", que es la que "vela por el bien del esposo y por el desarrollo del hogar, y que está agradecido porque somos "el complemento que [tienen] en la vida" y la razón de su éxito.


El 8 de marzo, en pleno Día de la Mujer, se dio a conocer un caso de violencia sexual ocurrido en Piura hacia una joven de 21 años. Un sujeto la encerró en el baño de un hotel, intentando abusar de ella. Hubiera sido así de no ser por la llegada de una de sus amigas y del recepcionista. Pero eso no fue todo. Cuando se dirigió a la comisaría de Máncora a realizar la denuncia, las autoridades policiales redactaron la misma de forma errónea, bromearon entre ellos y no emitieron ninguna orden de captura. Como relata la víctima: "todas las personas con las que he conversado me han hecho sentir que no es importante porque no se consumó […] ¿por qué debo rogar a los funcionarios que me escuchen, que me crean, que entiendan que cada vez que cierro los ojos siento y escucho a ese tipo?".


También el 8 de marzo se dio a conocer la nueva situación del futbolista Andy Polo. El mes pasado salió a la luz que él abandonó y violentó tanto física como psicológicamente a su exesposa e hijos. "Me metió un cachetadón y me puso todo el ojo morado […] No le importó que sus hijos estén ahí, me jaló el pelo, me tiró al piso, todo delante de mis hijos", cuenta Génessis. En virtud de ello – lógicamente – fue suspendido del equipo de fútbol estadounidense Portland Timbers y vetado de la Major League Soccer. No obstante, el equipo peruano Universitario de Deportes llegó a un acuerdo con él para que regrese al club, informándolo mediante un comunicado en sus redes sociales el pasado 11 de marzo. ¿El motivo? Que el proceso ya estaba "archivado". La vergüenza (o la falta de ella) es tanta que ni siquiera se atreven a hacer un anuncio oficial.


Este mismo día (porque no nos pueden dejar tranquilas ni 24 horas) se dio a conocer que la Fiscalía dispuso la liberación de Pedro Tacanga, quien lanzó a Solange Aguilar, de tan solo 21 años, quien era su pareja y madre de su hijo de 1 año, del octavo piso del departamento donde vivían, tras sostener una discusión. Todo esto incluso después de que ella lo denunciara por violencia familiar y anunciara textualmente que él la tenía traumada, que la había golpeado y que sin duda lo creía capaz de matarla. A pesar de todo esto, se le consideró una "caída accidental".


Entonces, ¿qué nos trae esta semana? Un ministro que "celebra" a las mujeres pero las toma como un simple complemento. Una PNP que "protege" a la ciudadanía pero se burla de un caso de violencia sexual. Un equipo que “rechaza” la violencia pero contrata maltratadores. Y una Fiscalía que "garantiza legalidad" pero deja en libertad a feminicidas.


Ni siquiera por ser el día en el que debe conmemorarse la lucha por los derechos de las mujeres cesan las historias de violencia misógina. El hecho es que este escenario es completamente desolador, repulsivo y asqueroso, pero también cotidiano. Y estoy segura de que los próximos Día de la Mujer no depararán resultados contextuales tan distintos. Basta observar algunas cifras de violencia o feminicidios (en el 2021 hubo 136 feminicidios, 5 más que en el 2020). Peor es el escenario si nos damos cuenta del tinte político en materia de género que tienen nuestro gabinete y parlamento actual, que en vez de avances nos aseguran retrocesos.


Por ello, ahora más que nunca es la sociedad civil la que debe tomar protagonismo. Se deben comenzar a reconocer y corregir cualquier tipo de actitud discriminatoria; repensar y reconstruir la masculinidad; escuchar y dar voz a las mujeres y niñas; usar las plataformas para la difusión de información; dejar de romantizar los celos y la insistencia; dejar de satirizar y disminuir situaciones de violencia; dejar de encubrir y justificar a hombres violentos, sin importar si son familiares o amigos; fortalecer la organización de las manifestaciones y concientizar a nuestros niños sobre las cuestiones de género. En otras palabras, involucrarnos y asumir una responsabilidad ante la ausencia de cambio.


En definitiva, todas nuestras estructuras están plagadas de este virus. Y es realmente agotador. No tengo duda de que a muchas de mis compañeras las envuelve una sensación de derrota pues pareciera que el problema nunca va a terminar. Pero las exhorto a seguir luchando. Por Génessis, por Solange, por las más de 270 mil forzadas a esterilizarse, por las 123 trabajadoras de la fábrica Triangle Shirtwaist, por Camilita, por Juana, por Esmeralda, por Sheyla, por María Jimena, por Eyvi, por Solsiret, por nuestras madres, por nuestras amigas, por nuestras hermanas, por nuestras abuelas. Por todas. Para que deje de parecer una condena haber nacido mujer en un país como el nuestro.

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