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Construyendo comunidad: la clave para el futuro de la PUCP

Foto del escritor: Juan AriasJuan Arias
Este proceso electoral definirá la dirección que toma nuestra universidad por los próximos cinco años. Pensar en el futuro resulta precario si no pensamos realmente en la consolidación de canales de comunicación en la que todos los miembros de nuestra universidad tengan la misma oportunidad de expresar sus necesidades y problemáticas, así como de cooperar y plantear propuestas y soluciones. Las listas postulantes deben comprometerse a liderar efectiva y decididamente este proceso. Para mí, como para muchos, es un honor formar parte de esta gran comunidad universitaria, y a este sentimiento le debe acompañar la responsabilidad de asegurarnos que nuestra universidad siga siendo un faro de conocimiento, inclusión y excelencia.


Juan Arias Palomino


Estudiante de Ciencia Política y Gobierno de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Se ha desempeñado como vicepresidente de la Federación de Estudiantes de la PUCP (FEPUC) en el 2022 y secretario de organización del Centro Federado de Estudios Generales Letras en el 2021. Actualmente, ocupa el cargo de presidente de la Asociación Civil POLITAI.



La Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), más que un conjunto de edificios y aulas, es una comunidad diversa, que se encuentra y se diferencia en varios aspectos, pero que comparte un objetivo común: ser un centro de excelencia académica consciente, empático y comprometido al servicio de la población. De cara a las elecciones del equipo rectoral 2024-2029, antes de pensar en la universidad que queremos ser, debemos reflexionar sobre la universidad que tenemos ahora.


El éxito y la sostenibilidad de toda institución de educación superior se sustenta en una comunidad verdaderamente integrada. Este proceso debe caracterizarse por la participación activa y equitativa de todos sus miembros, traduciéndose en un entorno educativo más dinámico y enriquecedor. Como representante estudiantil he tenido la oportunidad de observar de cerca los desafíos que enfrenta el proceso de toma de decisiones de nuestra universidad. Uno de los obstáculos más significativos es la falta de comunicación efectiva entre autoridades y estudiantes, lo que suele generar gran descontento, desconfianza y desinterés. Sin embargo, también he sido testigo de las oportunidades que surgen cuando trabajamos conjuntamente para construir iniciativas consensuadas y realmente representativas. Esta colaboración permite desarrollar proyectos que realmente benefician al estudiantado, mejorando tanto su experiencia académica como su bienestar personal.


Resulta vital que las elecciones del equipo rectoral se realicen con un compromiso genuino para con los estudiantes. Los candidatos deben demostrar que sus propuestas no solo mejorarán la infraestructura y los recursos de la universidad, sino que también contribuirán al desarrollo integral de cada estudiante. La promoción del diálogo facilita el entendimiento mutuo y los estudiantes, como corazón y alma de nuestra universidad, deben ser el centro de atención durante todo el año académico y no solo durante este tipo de procesos electorales. Esta reflexión es esencial para poder proyectar una imagen fiel a nuestra esencia y aspiraciones. Es fácil caer en la tentación de construir una imagen idealizada que no se corresponde con la realidad interna. Sin embargo, para que una universidad sea realmente respetada y reconocida, debe existir una congruencia entre lo que se muestra al mundo y lo que se vive dentro de sus instalaciones. Esto significa que la gestión interna debe ser coherente con los valores y la misión que la universidad proclama públicamente. Solo de esta manera se podrá construir una universidad que no solo brille por su imagen externa, sino que también sea un verdadero referente de calidad y cohesión interna.


Este proceso electoral definirá la dirección que toma nuestra universidad por los próximos cinco años. Pensar en el futuro resulta precario si no pensamos realmente en la consolidación de canales de comunicación en la que todos los miembros de nuestra universidad tengan la misma oportunidad de expresar sus necesidades y problemáticas, así como de cooperar y plantear propuestas y soluciones. Las listas postulantes deben comprometerse a liderar efectiva y decididamente este proceso. Para mí, como para muchos, es un honor formar parte de esta gran comunidad universitaria, y a este sentimiento le debe acompañar la responsabilidad de asegurarnos que nuestra universidad siga siendo un faro de conocimiento, inclusión y excelencia.



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