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Ainda Estou Aqui (2024): El cine en la construcción de la memoria en estos días

Esta película sigue la gran tradición del cine latinoamericano acerca de las dictaduras vividas, recuerdos que parecen homologables por haber sido parte de un plan sistemático para toda la región.

A partir del Oscar a Mejor Película Extranjera que ha ganado la película brasileña Ainda Estou Aqui (Aún estoy aquí) de Walter Salles, se ha evidenciado la existencia de una necesidad por recuperar la soberanía de las discusiones que giran en torno a los abusos cometidos por las dictaduras militares latinoamericanas. Esta película sigue la gran tradición del cine latinoamericano acerca de las dictaduras vividas, recuerdos que parecen homologables por haber sido parte de un plan sistemático para toda la región. Por esto y mucho más, es usual que estas películas nos interpelen de forma mucho más cercana, sobre todo —como es en el caso de Ainda Estou Aqui— cuando están elaboradas con la sensibilidad y calidad necesaria para ello. Esto adquiere mayor importancia en contextos como el actual, donde diversos movimientos políticos de la región han reflotado discusiones que se pensaban consolidadas para, mediante el uso de la posverdad, cuestionarlas, distorsionarlas y utilizarlas para sus intereses. 


Ainda Estou Aqui

La película está ambientada en Río de Janeiro a principios de los 70 y basada en las memorias homónimas de Marcelo Rubens Paiva. Se nos presenta a la familia del exdiputado Rubens Paiva (Selton Mello) y su esposa Eunice Paiva (Fernanda Torres), donde conocemos su dinámica familiar durante la dictadura militar que azotó Brasil desde 1964. La normalidad de dicha familia se ve interrumpida cuando el padre es llamado por la policía para declarar, sin dar conocimiento de la causa ni el lugar de su paradero. La desaparición de Rubens Paiva desencadena que Eunice adopte el rol protagónico, teniendo que hacerse cargo de mantener la tranquilidad de su familia mientras se dedica a buscar el paradero de su marido.

A medida que avanza la película, vemos como Eunice tiene que empezar a luchar con la idea de que su esposo no volverá, dejando ver los matices más oscuros de las desapariciones forzadas, donde los opresores brindan una suerte de esperanza en forma de incertidumbre para luego terminar asfixiándola con el paso del tiempo.

Eunice Paiva y la espectacular interpretación de Fernanda Torres

Posterior a la desaparición de Rubens Paiva, la película nos transporta a través de la perspectiva de Eunice Paiva en su búsqueda por encontrar a su esposo. El personaje se moviliza por sus intenciones de avanzar con su búsqueda, en un viaje de resiliencia forzada por la situación, evitando cualquier situación que pueda poner en riesgo a su familia, pero, sobre todo, sin perder su fortaleza. Fernanda Torres asume la responsabilidad de personificar la figura de Eunice Paiva, una de las activistas más importantes en la lucha contra la dictadura militar y, además, ha realizado múltiples trabajos en defensa de los Derechos Humanos y de las comunidades indígenas.

 

En este sentido, la interpretación de Fernanda Torres es sobresaliente. Eunice termina siendo el centro de la película y logra mantener el equilibrio necesario para seguir con su búsqueda, a la vez que transmite perfectamente la complicada situación emocional por la que atraviesa una víctima tan cercana de la opresión de una dictadura. El constante ping-pong de emociones negativas al que es sometida cuando es secuestrada para ser interrogada junto a su hija es correspondido por una actuación desgarradora de Fernanda Torres, transmitiendo la tensión de la situación y el dolor de una madre que ve a su familia amenazada. Dicho trabajo le ha hecho merecedora de ser nominada en la terna de Mejor Actriz de los Óscar


Nuestro cine para la memoria histórica y los peligros que se acechan

El cine latinoamericano es poseedor de una gran tradición de películas cargadas de mensajes políticos y de resistencia. Estas surgen como una respuesta a la permanente opresión a la que hemos sido sometidos en la región, sobre todo, durante las sistemáticas dictaduras militares del siglo pasado. Como en el resto del mundo, los regímenes autoritarios, colmados de políticas de represión y censura ante cualquier posición que no sea la suya, le han prestado una atención especial al cine.

Para Igor Barrenetxea, esto es debido a que el cine es una experiencia emocional social, que nos permite experimentar una realidad a través de la imagen, logrando que los mensajes contenido en esta logren interpelación profundamente. Para esto, la memoria histórica se postula como el camino indicado para aprovechar los mensajes que nos dejan películas como Ainda Estou Aqui. Esta consiste en sintetizar la práctica histórica y la necesidad de la sociedad por almacenar recuerdos (Barrenetxea 2008, 8).

Por su carácter social, esta es heterogénea y, por ello, aporta un espacio donde el drama y la ficción pueden hacernos reflexionar sobre nuestro pasado. De esta manera, podemos utilizar la crudeza con la que es relatado el proceso que vive una familia víctima de las desapariciones y la persecución de estos regímenes para entender la gravedad de estos actos, condenarlos y reflexionar al respecto para no repetirlos. Estas consignas cobran mayor relevancia cuando tenemos en cuenta que actualmente existen discursos políticos —como los del expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro— que reivindican estos procesos de violencia y autoritarismo. Durante toda su vida política, Bolsonaro se caracterizó por sus constantes alabanzas al régimen militar, en el que fue formado. Sin embargo, estos comentarios, a diferencia de lo que se esperaría, no fueron contraproducentes para su figura, sino, en cambio, lograron que pudiera ser presidente electo y que encabece una posición política con gran peso en Brasil. Estos comportamientos son suficiente motivo para que entendamos la importancia de mantenernos firmes ante negacionistas como Bolsonaro, trabajando por consolidar una memoria histórica que responda ante la verdad, la dignidad humana y nuestros valores democráticos.


El Cine Como Espejo de la Memoria: Resistir, Recordar y No Repetir

Es por todo esto que el cine —y, sobre todo, películas como Ainda Estou Aqui— se erige como una herramienta fundamental en la construcción de nuestra memoria. Además, funciona como una radiografía social que da forma a nuestras heridas y traumas políticos.

Por esto, el rol del cine no se limita a representar estos hechos; también los valida y los consolida en nuestro imaginario popular, llevándolos a nuestra cotidianidad.

Esto nos impulsa a recordar la necesidad de hablar sobre nuestro pasado, un pasado que está presente en cada uno de nosotros y que, por lo tanto, no debemos olvidar si queremos avanzar hacia una sociedad basada en la tolerancia, la libertad y la paz.



 

Bibliografía

Barrenetxea Marañón, I. (2008). ¡Nada de olvidar! El cine y la memoria histórica. Quaderns de Cine. Núm. 3, Any 2008: Cine I Memòria Històrica. https://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmctf0b3

 
 
 

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