A 33 años del quiebre democrático: El autogolpe de Estado de Alberto Fujimori
- Edwin Díaz
- 5 abr
- 3 Min. de lectura
Aprender del pasado es esencial para construir un futuro basado en la legalidad, la transparencia y el respeto a los derechos fundamentales.

El crecimiento de la figura de Fujimori
La figura de Alberto Fujimori en la política peruana sienta sus bases a partir de la crisis de los años 80: hiperinflación, el inicio de Sendero Luminoso y la gran desafección social hacia los partidos políticos tradicionales. Esta diversidad de problemáticas fue el sustento argumental que permitió el ascenso del “outsider” Fujimori dentro de las elecciones peruanas, en donde se enfrentó al ilustre escritor Mario Vargas Llosa con su partido (FREDEMO). Su popularidad en las elecciones aumentó debido a la simpatía de los sectores populares que le permitió imponerse en 1990 en la segunda vuelta presidencial.
De esta forma, el gobierno de "El chino" estuvo marcada de violaciones a los derechos humanos, autoritarismo, corrupción y la creación de una base política presidida por su hija Keiko Fujimori que prevalece hasta la actualidad. La relación entre Fujimori y el Congreso estuvo fragmentada a partir del conflicto armado interno, en donde el Poder Legislativo le negó al Ejecutivo la capacidad de legislar. Motivo de unas discordancias entre los dos poderes llevó a Fujimori a disolver el Congreso. El Autogolpe de Estado quebrantó el Estado Democrático y Social de Derecho el 5 de abril de 1992, ello llevó a instaurar la conocida Constitución de 1993 que permitió otorgarle mayor control del poder y su reelección hasta el 2000. Alberto Fujimori fue sentenciado por crímenes de lesa humanidad y que ha dejado un legado en la política peruana que pervive con mayor fuerza en el Legislativo. Existe sectores sociales en el país que apoyan el régimen fujimorista debido al famoso discurso: derrotó al liberalismo, modificó el régimen económico e instauró políticos neoliberales. No obstante, ello refleja la profunda crisis sociopolítica en la que se ubica la representación del Perú en la actualidad ya que muchos de estos sectores ignoran las violaciones de derechos humanos, el régimen autoritario y violento.
Ello refleja la profunda crisis sociopolítica en la que se ubica la representación del Perú
Desafíos y retos de la democracia

Estos acontecimientos históricos reflejan que hay retos por asumir como ciudadanía ya que el Autogolpe de Estado de 1992 produjo fragilidad en la democracia y el peligro de la concentración del poder. Los estados autoritarios pueden traer soluciones rápidas, pero fragmenta la estructura institucional y social del país. A más de tres décadas del régimen del fujimorismo sigue persistiendo debido a su herencia política que ha permitido mantenerlo vigente y apelando a la narrativa de resultados eficientes por lo sucedido durante el gobierno de Fujimori. Sin embargo, esto plantea un desafío importante para la consolidación de una democracia más plena: superar la dependencia del caudillismo y fomentar una ciudadanía crítica, informada y participativa.
El fujimorismo sigue persistiendo debido a su herencia política que ha permitido mantenerlo vigente.
Algunas conclusiones

En síntesis, aprender del pasado es esencial para construir un futuro basado en la legalidad, la transparencia y el respeto a los derechos fundamentales. Los retos actuales incluyen fortalecer la educación cívica, reformar el sistema de partidos, mejorar la transparencia y rendición de cuentas en la gestión pública, y reconstruir la confianza en las instituciones. Solo así se podrá dejar atrás la sombra del autoritarismo y avanzar hacia una democracia más robusta, inclusiva y respetuosa de los derechos fundamentales.
Solo así se podrá dejar atrás la sombra del autoritarismo y avanzar a una democracia más inclusiva.
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